INSTITUTO GURUPADA

para la evolución del ser

Lleva largo tiempo difundiendo el Yoga en Paraná, Entre Ríos, Argentina. Está dirigido por Ushá, Patricia Ferreyra, discípula del maestro Shri Pávana Yoguiraya. Ushá comenzó a practicar Yoga en el año 1979; dedicándose, pocos años después, de forma completa al estudio y práctica de la ciencia de Yoga en general y a la enseñanza de Hatha Yoga en particular, mientras que su maestro dictaba, en Paraná, cursos sobre Raya Yoga, terapia Shiatsu y digitopuntura china. Shrí Pávana ofreció cientos de conferencias dando a conocer el Yoga y brindando apoyo espiritual a quienes lo requerían.

 

Durante quince años Ushá aprendió de su maestro Pávana Yoguiraya la filosofía y la práctica de Yoga que comprende diferentes modalidades, el estudio de tratados como los Yoga sutras del sabio Patanjali, además del estudio del idioma Sánscrito. También aprendió de su maestro la terapia japonesa Shiatsu, a la que se dedicó durante veinte años de forma exitosa en la atención de pacientes. En 1989 recibe de su maestro la iniciación en Yoga (Diksha) con el nombre espiritual Ushá.

Desde el año 2001 viaja regularmente a India participando de actividades espirituales, y recibiendo conocimiento de grandes seres espirituales en Shivananda Ashram, institución fundada por el mundialmente conocido y gran maestro Swami Shivananda de Rishikesh, India. Esta es la línea de conocimiento y práctica seguida por el Instituto. Shrí Pavana tuvo como maestro a Swami Satyananda Saraswati, quien a su vez fue discípulo de Swami Shivananda Saraswati.

Desde que se formó el INSTITUTO GURUPADA para la evolución del ser, se imparte lo aprendido del maestro Shri Pávana a aquellos seres deseosos de evolucionar interiormente y de trascender las vicisitudes de la vida en este mundo, llevando una vida divina a través de Yoga y espiritualizándola, cualquiera sea la condición en la que cada uno se encuentre.

TRIBUTO AL MAESTRO

(1929-1999)

Shrí Shrí Shrí Pávana

Santo, Puro, Sagrado…

Reverencias al Maestro que con sus sagrados pies pisó un espacio de la Tierra y la bendijo para la liberación de muchos.

OM

Aparecía envuelto en un manto, traído de algún lugar de Su amada India, y los pies descalzos. La cabellera como nube encrespada le caía sobre los hombros, la frente amplia, luminosa, larga barba y una mirada profunda y serena completaban su imagen cautivante ante tanto resplandor divino. Un antiguo sabio en tiempos modernos.

Experto en la ciencia de Yoga, aplomado, seguro, comenzaba a hablar acerca de la Verdad, Dios, el ser, el propósito de la vida, la causa del sufrimiento y cómo eliminarlo.

Dominaba el arte de expresar en forma sencilla y simple lo que para muchas mentes puede ser complejo. 

Expresaba la verdad realizada en Sí mismo y no una fría erudición. Eso hacía que quién lo escuchaba por primera vez experimentara un cambio en su estado de conciencia que nada antes se lo había producido. Tenía siempre la palabra justa, precisa, dicha de modo adecuado para llegar al corazón del dolido y producir ese cambio liberador.

Con refinado humor, permanente alegría, las penas se disolvían al instante en su presencia. A cada momento nos demostraba que las cosas de este mundo son efímeras y débiles al lado de la omnipotencia y real existencia que hay en la búsqueda de Dios.

En Su compañía el tiempo y el lugar desaparecían, La expansión de su conciencia los había trascendido. No obstante sabía aprovechar el tiempo y los acontecimientos de este mundo de forma magistral. Decía que había que estar en la tierra pero siempre prendido de una pierna del Señor.

Lleno de sentido común, con su conciencia siempre elevada, sabía descender al nivel del que tenía delante y, sin ser afectado, ganarse la simpatía de todos.

Era profundo y serio al momento de hablar de la Verdad, silencioso e insondable. Era rápido como un rayo para la decisión acertada. Con la fuerza de un león emanaba espiritualidad y convicción acerca de la prioridad que el hombre debe dar en la vida a la búsqueda de Dios. Si un discípulo se entregaba a sus sagrados pies, podía enseñarle desde cómo se elige una buena fruta en el mercado hasta cómo encontrar a Dios y fundirse en Él. La perfección debía ser en todo, sostenía.

Con un caudal infinito de conocimiento útil estaba siempre dispuesto a aprender, siendo que su característica era enseñar. Decía que llegaría al fin de su vida enseñando y aprendiendo. La virtud de la humildad desarrollada en Él daba lugar a esta reflexión.

Fue el refugio para muchas almas deseosas de liberación. Su capacidad de comprensión era ilimitada.

Sus bendiciones derramadas sobre nuestras cabezas eran como bálsamo de luz refrescante. OM

Ushá yoguiní

Pávanashishyá (del sánscrito:discípula de Pávana)